miércoles, 24 de agosto de 2011

GIOVANNI ENRICO PESTALOZZI

Su vida al igual que sus ideas está  cimentada  en el esfuerzo por alcanzar sus metas. A pesar de tener formación  de jurisprudencia y teología siempre se interesó en la educación tanto que logró desarrollar una descripción rudimentaria de construcción de conocimiento en el ejercicio de la práctica pedagógica y un método de enseñanza.
Presenta  ideales avanzados y ya mencionados por Rousseau sobre que el aprendizaje no debe provocar dolor sino felicidad; estimulándome  la frase “Hacer surgir la calma y la felicidad de la obediencia y del orden, he ahí la verdadera educación a la vida social”. Todo ello, con la finalidad de provocar la autonomía y libertad. Mismos principios que fomentamos en la actualidad, los cuales desarrollamos en la medida que eduquemos en la acción para el alumno, enseñanza práctica en valores, ciencias, artes, deportes, pero eso no es nuevo, lo nuevo radica en preguntarnos ¿qué tan preparados estamos para ofrecer esa enseñanza? ¿Qué tan bien dominamos todos los contenidos que podemos transformarlos en actividades prácticas o utilitarias para los alumnos?, o ¿qué tanto interés provocamos en los alumnos para que tengan ganas de  ir por más y vayan por esa parte a otras instancias personalmente?, es de reflexionar…
Para el autor, el niño debe formar en valores, ciencias y artes, que es exactamente lo que proponen nuestros planes de estudio. Sólo que lo  plantea de forma muy diferente, por ejemplo la educación ético-religiosa, se pretendía que fuera la base y se diera en la familia  fundada en la fe y el amor. Ahora quisiéramos que fuera igual, pero cada día escuchamos que hay crisis de valores y en las instituciones apoyamos con valores ciudadanos fundados en el respeto.
En la educación intelectual, Pestalozzi explica de manera sencilla lo que posteriormente sería el aprendizaje significativo de Ausubel o la construcción de conceptos de Piaget, donde plantea la experiencia directa para aprender las cosas, misma que producirá revalorar las experiencias previas para formar saberes sólidos. Aunque el método que empleaba era hasta cierto punto muy mecanicista según se observa en el texto. “Se obliga al niño a dibujar, primero, líneas horizontales, luego líneas verticales, después ángulos rectos, etc., etc., antes de permitirle dibujar algo que para él tenga significado e interés” (Abbagnano, 2009, p. 473).
 También presenta una idea muy buena sobre la educación del arte, y esta se resume en acumulación de experiencia manual, es decir no adiestra para el trabajo, no es arte puro pero da nociones para el futuro, en otras palabras crea bases.
Por último, la escuela de este personaje fue duramente criticada por ofrecer muchas matemáticas y poca lengua y gramática; además de que los profesores de su instituto tuvieron problemas, por lo tanto  y a pesar de las aportaciones a la pedagogía fue cerrada.
Bibliografía
ABBAGNANO, N. Y A. Visalberghi. (2009). Historia de la pedagogía. México: Fondo de Cultura Económica.  Pestalozzi (466-477)

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